11 abril 2008

Pecados Nacionales III

Salimos de Málaga para entrar en Malagón después de unos cuantos días demasiado cargados de trabajo.

A algunos todavía les sorprende, pero al Faraón no le gustan las putas. Aunque lo más probable, es que a quien realmente no le gusten es a la señora de Ansar ni a Concha Dancausa, en otros tiempos presidenta del mundo y de la Asamblea Cheli, respectivamente, y luego Consejeras de Asuntos Sociales y Familia.

Utilizando viejas tácticas militares, empezaron atacando por los flancos. La Casa de Campo fue el primer veto, cuartel general de rumanas y rusas. Posteriormente cargaron desde el flanco ganado hacia el interior mientras desde el otro extremo, el Parque del Oeste, unas misteriosas obras que nunca se llevaron a cabo cortaron la calle donde se colocaban los travelos y las nigerianas. En una curiosa maniobra envolvente, pusieron controles de alcoholemia en Cuzco y Capitán Haya -multicultural, con alguna que otra española-, dispersando al personal que se congregaba cada madrugada en busca de algo fácil y barato. Finalmente, en un interesante y ya clásico movimiento de tenaza, terminaron con Montera (territorio hispanoamericano), epicentro del puterío castizo.

Ni por esas, claro. Que hayan "limpiado" ciertas zonas no quiere decir que hayan acabado con el problema. Simplemente, lo cambian de lugar.
Así las cosas, al Ayuntamiento se le ocurrió que, ya que no podía suprimir el producto, la tomaría con el consumidor. Después de todo, razonaron con cierta lógica, si hay putas es porque hay gente dispuesta a pagarlas.
En realidad, aprovechan un tópico de lo más común: es horrible ir de putas. Pero mucha gente debe hacerlo si existen tantas. Y toda esa gente tiene que saber que lo que hacen está muy mal.

Claro. Después de todo, tiene mucho sentido. Las drogas existen no porque sean el medio que muchos utilizan como escape a sus problemas o para aliviar una adicción terrible y en ocasiones frisando la muerte... no, en realidad es más sencillo: es porque hay gente dispuesta a pagarlas, muy caras además.
El tabaco mata a miles de personas y centenares de miles más (entre ellos, un servidor) se fuman sus buenos cigarros a diario. Pero no es porque nos guste, ni porque queramos suprimir siete minutos de nuestras insulsas vidas con cada piti. No. Simple y llanamente, el tabaco existe porque hay gente dispuesto a pagarlo.

Pero venga, hagamos un esfuerzo de comprensión aún más retorcido. Y mezclémoslo con sexo, con Pecados Nacionales e ideas absurdas: existen violadores no porque sean unos enfermos mentales cuya única satisfacción es humillar (y, las más de las veces, matar) a una incauta que pasaba por ahí... sino porque hay chicas dispuestas a fantasear con la idea de ser violadas. Y, claro, algunas lo llevan más allá del límite y luego pasa lo que pasa, ¡insensatas!
Incluso, llegando al colmo del cinismo, podemos decir al hilo del Pecado Nacional anterior que, dadas las circunstancias y según algún obispo desnortado, la pederastia existe no como consecuencia de traumas o filias extrañas, sino porque algunos niños están dispuestos a tirarse a un señor que le ofrece caramelos.

La prostitución existe porque hay gente dispuesta a pagar por ella. Por supuesto. Todos lo sabemos. Pero resumirlo todo a ese concepto me suena falso, cínico, es apuntar al eslabón débil de la cadena.
La prostitución existirá por los siglos de los siglos mientras sigamos siendo una especie que necesite el acto sexual para reproducirse y éste procure un placer indescriptible.
Existirá mientras siga habiendo gente que se considera demasiado fea, tímida o estúpida para poder tirarse a alguien.
Existirá mientras sigan fantaseando con escenas y situaciones que jamás de los jamases practicarían con sus parejas.
Coexistirá con los maridos y las esposas convencidos de que el sexo es un acto irremediable para la finalidad última (tener hijos) y cuya práctica indiscriminada constituye un pecado, una inmoralidad o una pérdida de tiempo. Incluid aquí también a aquellos que, sin tener química sexual alguna, siguen juntos por vete tú a saber qué motivo.

No lo llaman el oficio más antiguo del mundo por nada. Pero hete aquí que cierto trío de ases liberal-conservadores consideran que son capaces de paliar en gran medida lo que nadie, nunca, jamás, ha conseguido.

Quien más quien menos conoce a alguien que conoce a alguien que asegura a ver visto a este o a aquél alto cargo en el D'Angelo's o en Hot magreándose con dos checas. Tampoco faltan los que vieron en su momento al de más allá en cierto garito, hasta arriba de drogas y con dos mujeres demasiado recauchutadas para parecerse a su santa esposa. En realidad, qué coño: acaban de trincar a todo un consejero balear que se fundía la pasta de la corporación municipal en drogas, putas y putos. Sobre todo, putos.
Luego partimos de la base, claro, de que aquí hay bastante hipocresía de cara a la galería.
Vienen a ser como los maricas reprimidos, esos que son los primeros en alardear de un machismo que nadie les ha pedido. Sí, ya sabéis quiénes son, esos que en cuanto ven a un gay se lanzan a machacarle... pero cuando se hacen pajas piensan siempre en... no, mujeres no. Sasto.
En este caso igual, son los primeros en desear erradicar esta lacra y también los primeros en llamarlas cuando les sube el apretón y la parienta está con sus jaquecas. Para esto, me temo, no hay distinciones ideológicas: si no, ved cómo Clos (y Hereu ahora) también andan con la misma cantinela en Barcelona, ciudad que hasta este año organizaba cada año el Festival Erótico. Pero claro, sin putas. Que los miles de tíos que se van corriendo a babear a actrices que viven del sexo se las apañen como puedan.
Veremos qué harán este año, que se monta en el Fabrik de Madrid.

Las prostitutas, meretrices, lumis, whatever cumplen una función social.
No es plato de buen gusto para todos, pero sin ellas es muy probable que esta mierda de mundo fuera aún peor.
Decidme, qué habría sido de la Historia sin la Dama de las Camelias (también mencionada como la Traviata). O de Wallis Simpson. O la mujer de Justinano de Bizancio. O de la mítica Mesalina. Buscad en la wiki, buscad.

Todos conocemos el lado oscuro del puterío. Chulos y proxenetas. Drogas. Violencia y muertes.
_Todo eso es horrible y hay que erradicarlo.
No me hagáis reír.
Existen los chulos sin que haya putas. Tipos que pegan a las personas que, supuestamente, más quieren. Escoria que maltrata sin razón aparente. Trozos de mierda que vejan, humillan y oprimen a aquellos que quisieron darles más de lo que pueden dar.
Yo he consumido drogas sin putas de por medio. Todas las personas que se drogan de mi entorno (unas cuantas) no lo hacen porque existan las putas.
Hoy mismo, en este mismo instante, se estarán pegando miles de personas. ¿Por culpa de una lumi? No. Por una mirada demasiado larga, por una provocación, por una herida abierta...
Y para qué hablar de muertes. Hace dos días un tipo se cargó a su ex y a su novio. No hay constancia de que vendiera su cuerpo por mucho que él lo pensara de puertas adentro. Eso sí, tuvo la decencia de pegarse un tiro. Delante de su hijo de 4 años.
Pero venga, la prostitución es una lacra que hay que suprimir. Es mala. Es muy mala. Y da mucho repelús.

Hace ya un tiempo alguien me dio la definición perfecta del hombre-hombre.
Es aquél que una vez amó y perdió. Que jamás lo comunica, nunca lo sacará a relucir. Alguien que se dejaría arrancar la piel antes que renunciar a aquello que una vez tuvo.
Hombres verdaderos. Hombres criticables pero, al mismo tiempo, admirables.
Esos tipos beben whisky con hielo, acodados mirando al vacío. Y lo hacen siempre en la barra de un prostíbulo. Apenas miran a las chicas, ni cruza más de dos palabras con ellas. Simplemente está ahí, pagando 5 veces más de lo que lo haría en cualquier otro lugar.
Sin embargo, si están ahí es por un motivo.
Hombres vencidos que aún mantienen un aura especial de respeto por sí mismos. Hombres que, justo antes de entrar a la habitación con la chati de turno, la espeta ruda pero educadamente: "Te llamas Paqui".
_No, cariño, me llamo Zuelmi.
_No. Paqui.

Imaginad a cualquier prototipo de hombre de verdad que haya existido a lo largo de la historia reciente. Humphrey Bogart. James Dean. Steve McQueen. Frank Sinatra.
Ahora jurad que jamás los veríais en un sórdido local lleno de mujeres semidesnudas a las que ignoran mientras paladean un Bloody Mary o un Manhattan.
¿Lo véis?
Ah, un apunte. José Luis de Vilallonga, un tipo que en los 50 fue el puto amo, probaba las putas de las madames más reputadas de París.

Seamos cabales. Existe demasiada mierda en torno a la prostitución. Hay drogas. Hay extorsión. Hay chulos y proxenetas. Hay violencia. Hay muertes. Y nadie, secreta o conscientemente, desea eso a nadie, a menos que tengas algún tipo de problema mental como alguno de los casos que he descrito por aquí.
Querer acabar con esa parte es loable, pero imposible. Seguirán existiendo mientras haya putas. Y seguirán existiendo las putas mientras existan hombres.
Y los hombres, afortunadamente para todos, siguen existiendo.

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