31 marzo 2008

Pecados Nacionales II

Hace ya un tiempo conseguimos atrapar al único racista del país y en su momento nos congratulamos de ello, le dimos una cobertura mediática que en su vida habría imaginado y nos felicitamos a nosotros mismos por tanto trabajo bien hecho.

Estos días, celebramos que el único pederasta español acabara finalmente en el trullo. Mató a una niña de cinco años. Antes, violó a su propia hija. Persiguió a otras muchas y nunca pisó la cárcel por clamorosos errores judiciales que están por purgarse. Veremos qué tipo de cabezas ruedan pero, hasta que tal cosa suceda, hagamos nuevamente examen de conciencia.

Señoras y señores, les recuerdo que noticias así nos trastocan cada poco tiempo. Cuando no es una red que compartía miles (miles) de fotos y vídeos de niños en poses lascivas, se trata de casos que llevan a pensar realmente qué tipo de mentes enfermas mueven a algunos. Niñas secuestradas durante años al servicio de un psicótico, aquél viejo escándalo del Arny en el que se vieron salpicados algunas vedettes de hoy, casos puntuales aquí y allá de mentes retorcidas...

... decían de Santiago del Valle, el nuevo monstruo al que odiar, que era inteligente y frío. Recientemente se informó de que su cociente intelectual no llega a la media. El de su mujer, apenas a la mitad de la media. No hablamos de perfiles que requieren de brillantez para poder llevarse a cabo. Todo lo contrario, las pulsiones sexuales abarcan muchas cosas, pero ninguna de ellas es la inteligencia. Cuanto más primario y bruto, más instintivo e incapaz de controlarse será... siempre y cuando estemos hablando de una parafilia y no de algo subyacente como en el caso de los violadores, que más que el acto sexual en sí lo que realmente les pone a cien es la dominación, el poder, la humillación. El dolor. Es decir, nada relacionado directamente con el sexo y la atracción física.

Uno de mis primeros posts trataba de las diferentes tendencias sexuales que desde siempre han existido en la humanidad. De hecho, la paidofilia es una más y los hay que quieren diferenciarla (y mucho) de la pederastia. No seré yo quien la defienda. No puedo compartir que la atracción sexual por niños pueda ampararse en comprensión alguna, por mucho que exista gente capaz de equipararla a la homosexualidad. A fin de cuentas, dicen, se trata en ambos casos de apetencias sexuales. Es posible que a nivel teórico se pudiera hallar alguna que otra comparación odiosa, pero hablamos de un asunto que concierne en el caso gay a personas adultas (o a punto de serlo) que deciden con conocimiento de causa y total libertad su condición. Un niño de cinco años ni siquiera sabe qué coño es el sexo.

Así que, una vez más, meteremos en la picota a un estúpido (literalmente) esquizofrénico y nos quedaremos muy a gusto con nosotros mismos porque pensaremos que peores que este monstruo no los habrá. Cargaremos además contra todos aquellos que indirecta y lamentablemente favorecieron la comisión de un crímen que, a todas luces, habría sido muy fácil de evitar.

Pronto habrá medidas populistas y demagógicas para cubrir expediente. Un registro de pederastas actualizado. Listas e identificaciones que provocarán que un mundo normalmente hermético se vuelva cada vez más difícil de detectar. No dejarán de existir ni de aparecer en cada nueva generación.
Pero vayamos con las típicas preguntas incómodas.

La homosexualidad no es una enfermedad (oficialmente, desde el año 1973), hoy lo sabemos y aún hay mucho retrógado incapaz de asumirlo, ¿lo es la paidofilia? ¿Por qué la pederastia, la versión más aberrante de esta parafilia, es precisamente "aberrante"? ¿A alguna mente lúcida y preclara se le ocurrirá en algún momento que toda tendencia sexual, por abominable que pudiera ser, merece ser respetada? ¿Somos retrógados hoy con lo que mañana no será más que otra tendencia más?
Si el sado tiene un componente líricamente romántico y el fetichismo un aura de exquisitez, ¿la pederastia adolece de extravagancia y reminiscencias peterpanianas?

¿Por qué cada vez que cunde la alarma social y se fingen tomar medidas serias nos creemos más tranquilos? Hala, ya está el hombre enchironado y estigmatizado para sus restos. Ya podemos dormir tranquilos. Total, reincidirá en cuanto salga de la cárcel (¿la homosexalidad se "cura", criaturas? Claro que no, porque no es una enfermedad. Pero es que la pederastia tampoco lo es, ni el incesto), pero como ya sabemos quién es, le cogeremos nuevamente. Ah, eso sin duda hace que me sienta mejor.

Mientras tanto, volvemos a caer en el mismo error de tranquilizar conciencias a base de hombres de paja a los que odiar.
Me pregunto qué hará el próximo para que le odiemos más que a los anteriores.

11 marzo 2008

11 de Marzo

Hay días como hoy en los que cada átomo del cuerpo pide a gritos expresarse, soltar una idea obsesiva de la mente, calibrar una imagen, un recuerdo, una vivencia o todo al mismo tiempo. Un paso adelante en la evolución de una persona que no cambiará ni descubrirá novedad alguna... pero que, por otro lado, sonríe no carente de cinismo ante una obviedad que se resistía a revelarse.

Hoy es un día que no puede considerarse como otro cualquiera. Un día como hoy, hace 4 años, todos sabíamos dónde estábamos y qué hacíamos cuando ocurrió lo que nunca creímos que ocurriría. Y descubrimos que, por encima de vidas centradas en interioridades y egoísmos, sabemos dar la cara cuando realmente es necesario. Que nadie tiene que movernos para actuar con desprendimiento. Que sabemos dar sin pedir nada a cambio.

Que, después de todo, Madrid (y España) es todavía mejor.

06 marzo 2008

Futesas electorales

Pues sí, menos mal que entramos ya en la recta final de la campaña electoral. Entre otras cosas, porque así puedo empezar a respirar y permitirme escribir mis pajillas por aquí. Y luego porque con tanto barullo de unos y otros acabamos todos locos, por supuesto.
Lo que no termino de llegar a entender del todo es por qué pasan cosas como estas y nadie protesta, nadie asume responsabilidades y nadie parece dispuesto a soltar poltrona o, al menos, borrarse de las listas. Ejemplos de los últimos días (ah, si tuviera que remontarme al principio de la legislatura no se salva ni el apuntador):

El curri de Bernat
Resulta que al Ministro de Sanidad más dicharachero (con permiso de Bermejo y su mujer bailona) le parecía que su curri se quedaba bastante cojito para alguien de la talla de un señor Ministro y decide engordarlo un poco. A fin de cuentas, "es que todos lo hacen, ¿no? Pues no voy a ser yo el tonto que no lo haga".
Así, ¿por qué no colgarse una medalla? De hecho, literalmente. Y para que suene así como rimbombante y pueda hinchar el orgulloso pecho a lo pavo real, nada menos que una de la Real Academia de Medicina. Claro que la única pega es que dicha Academia no concede medallas, pero eso no son más que futesas (gracias, Ibáñez, por esta palabra totémica).
A ver, veamos Bernat, ¿qué más puedes decir de ti? Algo que diga que ya has tenido experiencia previa en esto de mandar. Aunque fuera un carguete menor... ¡claro! ¡Un Decanato! Que viste bien y se ve de postín. A fin de cuentas, te presentaste en dos ocasiones a la elección. No importa que perdieras ambas. Eso no tiene por qué saberlo nadie. Tú ponlo y el que quiera molestarse en preguntar a la Universidad, que lo haga. Allá él con su conciencia.
Otro detalle que siempre queda bien en los curris es la movilidad. Y Bernat trabajó a tiempo parcial en Singapur, que está muy lejos. Si además le das un tinte político, no sé, un "autoexilio", pues miel sobre hojuelas y que viva el sentimentalismo. Eso sí, sin renunciar a la cátedra española, no vaya a ser que a los pseudo chinos esos les dé por cortar el grifo. "Es que uno es prudente por naturaleza, joer". Claro, hombre, claro. Si ya lo sabemos.
Otro clásico que nunca falla es el de experiencia profesional junto a figuras destacadas. Si el grado de "colaboración" es mayor o menor, eso ya depende del morro de cada uno. Como a mí me dio clases Antonio Núñez en un seminario de 3 días, puedo decir que he colaborado con él en un prospect ad hoc. Si yo lo hago, Bernat, que es Ministro, pues no será menos, claro. Y allá que va con nada más y nada menos que un par de Nobels. "Por fardar que no quede, oiga".
Y todos contentos. Lástima que alguien se fuera de la lengua y se chivara a Arcadi.
_¡Es que la envidia es muy mala!
_Que sí, Bernat, que sí. Muy mala.

El piso de la hija de Gallizo
Mercedes Gallizo, directora de Instituciones Penitenciarias (uséase, la alguacilesa de los alcaides) tiene un piso de unos sesenta metros cuadrados justo encima de su despacho. Residencia oficial que comparte con su hija de 25 añazos.
Claro, a la chica le venía un poco mal llevarse al churri a casa los fines de semana a "ver una peli en el ordenador, mamá no entres sin llamar". Y sesenta metros cuadrados para dos personas que no son amantes y tienen recursos para ampliar espacio se quedan pequeños al cabo de cierto tiempo.
La cosa fue hace tiempo pero acaba de salir a la luz, muy probablemente con fines electoralistas (¡que no nacimos ayer, Pedro Jota!): mamá se puso a investigar y vio que había unos despachos que no se utilizaban, los de Prevención de Riesgos Laborales (qué ironía, ¿verdad?), así que decidió reconvertirlos en un pisito para la nena. Eso sí, sin hacer mucho ruido porque no tenía previsto pedir permisos ni solicitar licencias de reconversión. "Es que eso lleva su tiempo y la niña no puede esperar más, entendedme". No, si la cosa tiene su lógica, pero si resulta que ese pisito lo he pagado yo (y tú, sí, tú)... pues digo yo que si estoy de fiesta por los alrededores y me da pereza volver a casa podré echarme allí un sueñecito, ¿verdad? Ah, ¿no? Pues entonces es un ligero escándalo. Vamos, de esos que en cualquier país presumiblemente serio se pediría alguna que otra cabeza rodante.

La cagada de Elorriaga en FT
La típica entrevista en la que nada menos que un dirigente de campaña le suelta a la típica reportera buscavidas (venga, sí, imaginad la situación, sí, sí, exactamente esa: cigarrito, pelo desgreñado...) en plan "venga, te cuento un secreto por ser tú, pichoncita, dame un besito". Y va y dice precisamente lo que muchos piensan pero jamás se debe decir en voz alta.
"Es que nos ven muy de derechas, jo". Para qué intentar demostrar que no lo son tanto. Es mucho más cómodo hacer que la gente se quede en casa porque la alternativa es igual o peor. Vale, queda un poco ruin, "pero todo el mundo tiene que meterse en trapos sucios de cuando en cuando, ¿no?". Y si encima tienes el carné de un partido político, ni te cuento, Gabriel. Enhorabuena. Acabas de disparar la participación lo menos 5 puntos más. Por bocazas.

La Niña de Rajoy
A algún iluminado pepeiro se le debió ocurrir la genial idea de que Mariano tenía que parecer más humano y cercano. Lógico, teniendo en cuenta que su muletilla favorita es decir que "es un señor de provincias" y eso, de cercano tiene más bien poco. Y menos cuando ese señor es todo un Registrador de la Propiedad.
Así que en el alegato final del primer debate se decidió escribirle un texto lacrimógeno y sensiblero con el que conmover a las masas españolas de bien, que ya estaban conmovidas por el espectáculo dado pero que aún así había que darles la última vuelta de tuerca.
Como suele suceder con todo lo que sale forzado, la experiencia salió del todo rana. No puedes recitarlo (leerlo) como si estuvieras cantando un tema de oposición y parecer sinceramente emocionado. Como tampoco puedes pretender que, teniendo en cuenta los movimientos del sector más conservador del partido, no salieran réplicas inmediatas: "soy la niña de Rajoy y soy lesbiana". "Soy la niña de Rajoy y no tengo dónde caerme muerta". "Soy la niña de Rajoy y soy socialista y me ha echado de casa"... y para qué seguir.
Ese es el problema de la credibilidad. Es como pedirle a Zapatero que diga que es patriotero o que no negociará más con ETA. Te dirá misa, pero de ahí a creerle...

José Luis Cuerda
Es un autodenominado "artista" (para artista, el que gana 600 pavos al mes y es capaz de mantener una familia) de esos que viven mejor que la mayoría pero que quiere un pesebre más grande en el que revolcarse él y su troupe. Así que nada mejor que llamar "turba imbécil y mentirosa" a diez millones de personas. Eso sí, luego llora pidiendo respeto y exigiendo que nadie le llame "untado" o "titiritero", que son cosas muy feas, hombre.
Claro que si te dejas llevar por la emoción y sigues la estela marcada por otros antes que piden "cordón sanitario", llaman a esos mismos millones "hijos de puta" (qué poco bagaje insultador para toda una periodista, por cierto) o que "desearían fusilar un par de voces cada mañana" de otros "artistas"... pues es que entonces tampoco hay muchas más opciones. Qué demonios, deberíamos aplaudirle por haber sido moderado en sus diatribas.
Venga, Pepe, un aplauso para ti. Y sólo para ti, ladrón.

La CEE Rouco-Valeriana (pero sin hierbas)
De esta prefiero ni hablar. No vayamos a mentar a la bicha... además, que ha sonado la campana y me voy a comer.

02 marzo 2008

Surf = Vida

Pensando, pensando un domingo por la tarde tras un fin de semana raro, mi mente escapa hacia recuerdos del pasado en busca de un atisbo de sensaciones diferentes. No tardo mucho en encontrar el que me devuelve paz y el brillo alegre: surfear.
Comprendo que un día como hoy miro atrás y veo momentos en los que fui feliz, otros en los que no lo fui, y momentos, muchos momentos en los que me tocó luchar. Otros muchos en los que decidí quedarme a esperar...
No sé si sabéis la sensación que provoca el surf. Hace ya muchos años que no lo practico, pero es tan intenso, tan gratificante, que cuando no estoy cansado y necesito dormir sólo tengo que recordar esas viejas sensaciones para relajarme.

Te preparas observando el panorama. Desde la distancia y la seguridad de la playa te fijas en lo que te espera. Te pones el traje de neopreno y caminas con la tabla bajo el brazo hasta la orilla, donde esperas a que el mar se conceda a sí mismo un respiro para poder entrar. Quieres llegar a la zona de las buenas olas, y éstas están lejos. Tienes que remar como si no hubiera nada más en el mundo. Sabes que costará, pero también que el esfuerzo valdrá la pena.
Tienes que luchar por llegar hasta esa zona, sumergiéndote cuando llegan olas en contra... o sorteándolas como puedas si no llegas a tiempo.
A veces, si la corriente es muy fuerte, no puedes evitar retroceder unos cuantos metros. Pero sigues con tu objetivo fijo en la vista y determinado a alcanzarla, por lo que te armas de paciencia y vuelves a remar para recuperar el terreno perdido. No importa cuánto cueste. Sólo sabes que quieres llegar y estás dispuesto a no rendirte hasta conseguirlo.
Buceas una y otra vez, con la resaca jugando en ocasiones a tu favor y otras, las más, en contra.

Cuando por fin llegas, todo es completamente diferente. Hay paz. Es el mismo mar, el mismo color y olor, la misma fuerza y bravura, apenas son unos metros de distancia entre el cielo y el infierno. Pero... qué diferencia. Puedes sentarte sobre la tabla y simplemente quedarte ahí, esperando, disfrutando del sol, del viento y la vista. El tiempo que haga falta.

De repente llega la racha. Son tres olas consecutivas, cada una más grande que la anterior. A veces te ves prudente, o simplemente estás impaciente, y coges la primera. Pero si conoces el mar y no te impresiona su aspecto amenazador, si estás dispuesto a arriesgarte, coges la última.
De inicio parece que te precipitas sobre un abismo. Son tres o cuatro metros de altura que parecen muchos más. Si consigues superar el vértigo y la pendiente, si logras mantenerte en equilibrio sobre la tabla y llegas al pie de la ola, una descarga de adrenalina te recorre el cuerpo haciéndote sentir vivo como nunca.
Pero lo mejor aún está por llegar. El bottom turn, es decir, girar cuando estás abajo para recorrer la parte de la ola que aún no ha roto. Apenas son unos metros que recorres a una velocidad engañosa: transcurren unos segundos eternos durante los cuales puedes recrearte en los detalles. La mano que acaricia la ola y crea una pequeña estela que te persigue. El viento soplándote en la cara. El corazón latiéndote a mil por hora. El rugido marino persiguiéndote y tú escapando de él.
Puedes acabar de muchos modos. Salir de la ola como llegaste, escapando por la cresta. Dejar que te devuelva a la orilla y volver a empezar de nuevo. Incluso tirarte al agua. Ya no importa, has tenido lo que querías.

A veces puedes caerte, y esa es sin duda la peor parte. El golpe puede ser duro y la tabla mantenerte en el fondo. De la impresión te has quedado sin aire y sabes que no aguantarás mucho tiempo sumergido. Cuesta un mundo salir a la superficie y ni siquiera eso garantiza nada, las olas que vienen detrás te golpean y revuelcan. Es un mal rato.
Pero no te arredra. Cuando puedes subirte de nuevo a la tabla, vuelves a empezar.

El surf tiene su aprendizaje, con cada paso adelante que das se avecinan muchos golpes y caídas. Algunos serán tan fuertes y desafortunados que dejarán cicatrices en tu cuerpo, como la que tengo en la espinilla derecha desde los doce años. Pero constituye un reto ponerte a la altura de los tipos que te rodean y hacen filigranas que desearías imitar. Quieres retarte a ti mismo, comprobar cuáles son tus límites si es que los tienes, desafiar las leyes de la naturaleza y cabalgar y dominar monstruos cada vez mayores. Serán mayoría las veces que caigas y sufras, pero los escasos éxitos compensan todo lo demás. A fin de cuentas, es lo que recordarás el resto de tu vida.

Así es el surf. Y así, ciertamente, también es la vida.