12 febrero 2008

An Angel's Face

La fotografía hoy en día está infravalorada. Para qué engañarnos, desde la universalización de las cámaras y que te las regalen con los periódicos todo el mundo piensa que puede ser un Korda. No digo que no sea así, el problema es que te encuentras con cosas como esta y piensas en todas aquellas imágenes que vieron tus ojos pero que tu cámara no supo congelar del mismo modo y no puedes evitar una cierta sensación frustrante.
Esta obra de arte fue creada a raíz de una estatua (que también es bella de por sí) que preside una lápida funeraria. ¿Su autora? Una wisconsiniana registrada en Flickr.
La mirada de esta estatua no es de piedra. Penetra en ti con fuerza, taladra cualquier coraza impuesta y desnuda el alma dejando al socaire cualquier vestigio de emociones que pudieran darse.
Se trata de un tipo de mirada que refleja una perversa bondad inasumible para un espíritu humano por todo cuanto representa de contradictorio, porque esa mirada también abruma por su maldad inabarcable.
Son ojos fríos, gélidos como una madrugada de enero y pétreos como el granito en el que están esculpidos, pero... tan profundos que es imposible discernir hasta dónde llegan. Qué pueden ver. Cuánto pueden saber.
Una cara en la que se atisba desprecio e insolencia, propios de un ser oscuro e impredecible, aunque al mismo tiempo aparenta un interés rayano en la obsesión más enfermiza y enloquecedora.
Hay un gesto fiero, de total y completo desafío a todo aquél que se pose frente a él y le mire. Y, sin embargo, en cuanto lo haces te quedas paralizado incapaz de mover un sólo músculo: la firmeza que imprimen esas facciones así te lo ordenan, entregado por entero a un rostro de niño pequeño y querubín que parece tener eones y eones por contar.
Es una mirada cruel y despiadada cuyo surco aclarado sobre las mejillas lo asemejan a lágrimas ya caídas, a piedad infinita y a pasión desenfrenada.
Es la mirada de un ángel.
Es... La Mirada.

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