02 noviembre 2007

Blog Wars

Creo que no es la primera vez que saco a colación este tema. La diferencia entre aquella entrada y esta viene dada por ciertos detalles que tarde o temprano iban a salir y, finalmente, han llegado ya.
Siempre fue oficial, pero desde este instante yo lo declaro formalmente. Acaba de declararse la Guerra de los Blogs, en la cual no pienso participar.
No habrá muertos, pero sí víctimas.
No se redactarán tratados de armisticio, pero sí se escribirán (probablemente) protocolos de actuación y "normas", como se tuvo que hacer en su momento para los foros.
No se destruirá estructura física alguna, pero sí virtuales.
No conllevará hambre y pobreza, ni movimientos migratorios masivos de huidos o proscritos...
¿O sí?

Lo dije entonces y lo digo ahora. Los motivos por los que tener un blog viene a ser, en términos puramente egoístas, las ganas que tiene cada uno de leerse y emitir su visión categórica de cuantos temas quieran o deseen.
Para muchos, servirá como válvula de escape, la espita con la que liberar el vapor acumulado. Para otros muchos, como simple medio con el que expresarse libremente. Para otros, minorías (selectas), tener un blog no es más que un púlpito desde el que lanzar al mundo sus pajas mentales, protegidos desde el anonimato que proporciona tener un alias o, los menos, dando la cara.

Hay blogs y blogs. Abarcan áreas desde los que cuyo cometido es entretener, comunicar o dar voz a un reducido grupo; o lo mismo pero a verdaderos portales masivos.
A la gente como yo le hace ilusión que, de vez en cuando, algún viejo amigo deje comentarios expresando cualquier chorrada que se le ocurra. Esto es así porque somos conscientes de que no tenemos un alto índice de visitas y esa "pseudo-intimidad" nos permite hablar de lo que nos pete, de la manera que mejor nos apetece y sin temer herir demasiadas sensibilidades.
En cambio, otros viven por y para el tráfico de visitas. Se mantienen pegados a StatCounter viendo de dónde viene cada uno, si vuelve o sólo pasaba por ahí, necesitan que cada entrada tenga sus buenas dosis de comentarios con los que mantener viva la llama de la polémica (o, por el contrario, alimentar su ego gracias al hecho irrefutable de que, si hay muchos comentarios, los temas son interesantes... ergo él también lo es).

Pero hablábamos de guerra. De conflicto, pelea, jarana, gresca, movida, bulla... con altos y bajos, intermedios y "treguas" como la Guerra de los Cien Años, por no hablar de algo más de por aquí.
Cada cual vive la suya: muy pocos son aquellos que posean el monopolio de la opinión/relato/paja-mental-de-turno frente a todos los demás. Lo más normal es tener uno, cien, mil tipos y tipas como tú que escriben cosas parecidas a las tuyas. En ocasiones, en sentido diametralmente opuesto, lo que genera fricciones, reacciones y, cómo no, puñetes.
Si no es porque tú eres de derechas y el otro de izquierdas, será por monárquico o republicano, ecologista o corporativista, cristiano o musulmán o ateo, pecero o manzanero, del Atleti o merengón, o sencillamente porque no le gusta tu manera de expresarte y escribir... el caso es que siempre habrá alguien en desacuerdo y no escatimará medios para dejarlo claro. De ahí a las guerras, un paso. Por decirlo de un modo directo y con un símil entendible: esto también es así fuera de la pantalla.

Todas empiezan igual:
1. Alguien lee un artículo donde se expresan cosas que no le gustan/no le convencen/las cree claramente mejorables.
2. Corre a su blog/bitácora/bla-bla para dejarlo claro, sin olvidar el Detalle Fundamental: mandarle un recado al rival, ya sea por mensaje, comentario, cita en un foro... o sencillamente esperando a que él se acerque a mirar.
3. Así, éste reacciona escribiendo a su vez una buena filípica (artículo contra alguien) y se la manda a todos sus conocidos para que la difusión sea lo más amplia posible. Si lo ha hecho con gracia, sin duda lo conseguirá.
4. Reacción en cadena provocada por todo lo anterior: cada internauta bloguero se creerá con derecho a posicionarse en un bando u otro. Si comete el error de quedarse en el suyo propio (poniendo a caldo a ambos lados) recibirá palos de todas partes.
5. Así durante un par de semanas hasta que la gracia ya no es tanta y el interés decrece o se traslada a otras historias (el último vídeo chorra de Youtube, etc), momento en el que la Guerra se enfría, aunque no por ello cesa. Especialmente entre los contendientes quienes, mientras, juran y perjuran la muerte más lenta y dolorosa del otro, siempre y cuando nunca traspase las fronteras de "la red": cara a cara, todo tiene un cariz muy diferente.

Y esto es así porque asín semos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario